ruptura amorosa separacion pareja
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Si estas decidiendo o viviendo una ruptura amorosa y ha existido un vínculo de gran intensidad y duración, probablemente estás atravesando por una de las vivencias mas complejas y dolorosas que las personas podemos sufrir a lo largo de nuestra vida.

Tanto si eres tú quien toma la decisión, como la otra parte, siempre se trata de un duelo muy duro, que se alarga mucho más de lo deseado.

Si fuiste tú quien tomó la decisión…

Seguramente iniciaste una etapa de desamor muy anterior a la decisión de ruptura. Cuando sucede de esta forma, se vive una situación de gran angustia, sentimientos de culpa e intentos por aplacar aquello que va surgiendo en nuestro interior.

Cuando se empieza a percibir que las cosas no funcionan, en un primer momento, solemos hacer oídos sordos a nuestras intuiciones y sensaciones. Pero irremediablemente, se ha iniciado una maquinaria que no somos capaces de parar. Sentimos una gran impotencia, como si una gran jarra llena de agua se quebrara, e hiciéramos intentos inútiles por recoger con las manos el agua que se derrama. Probablemente, quisieras esconderte y desaparecer para no tener que afrontar aquello que esta cambiando en tu interior. Darías lo que fuera por volver a colocar las cosas donde estaban, pero sin tu quererlo, tu subconsciente va dando pequeños pasos. Vas dejando tras de ti, una serie de pistas o gestos que te traicionan: evitar pasar tiempo juntos, postergar contactos sexuales, cierta incomodidad al compartir mismo espacio, búsqueda de aislamiento…

Algo muy habitual que le suele ocurrir a las personas que están sopesando la posibilidad de una ruptura, es el tomar una de estas dos actitudes: Una, es adoptar una postura totalmente conciliadora, con continuas cesiones a su pareja, intentando aplacar de este modo el sentimiento de culpa. Otra sería la postura opuesta, una elevada predisposición a los pequeños conflictos. Estos conflictos, a veces fuera de lugar o magnificados, sirven inconscientemente de preparación para “lo que se avecina” y a su vez, nos sirven para “justificarnos” (aparentemente) ante la posible o inevitable decisión.

Lo más probable es que tu pareja no advierta todas estas señales (al menos en un principio), lo que por un lado puede aliviarte, pero por otro lado, aviva tu sentimiento de frustración e impotencia.

La culpa y “sus amigos”…

Si te encuentras ante el duro conflicto de decidir si terminar la relación con tu pareja, difícilmente conseguirás despistar ese gran y pesado fantasma que es la culpa.

La culpa, el miedo, la nostalgia y la indecisión , pueden llevarte a estados de ansiedad o depresión. Tendrás momentos de gran confusión, sentimientos contradictorios y variables. La desorientación y repentinos cambios en el estado de ánimo son frecuentes. Lo puedes llegar a vivir como una gran agonía, sobre todo si eres una persona con un elevado sentido de la responsabilidad. Por ello es muy importante, intentar rescatar algo de equilibrio y cordura en estas situaciones. A pesar de ser un camino que deberás recorrer en soledad, ya que se trata de un proceso íntimo, intenta buscar momentos relajados y positivos con las personas mas queridas y de mayor confianza. No dudes en dejarte acompañar por un terapeuta especializado en esta tesitura.

Si te sientes identificado en esta situación, si te estas enfrentando al conflicto que supone una ruptura con tu pareja, es posible necesites ayuda. Yo puedo acompañarte en este duro y complicado proceso. Te animo a que me cuentes tu caso y vernos en mi consulta en Madrid.

Eva María Cibrián

Psicóloga. Terapia Pareja y Gestión de Emociones.

https://psicologamadrideva.com/contacto/

 

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